Parroquia de San Nicolas de Bari
La actual parroquia de San Nicolás de Bari fue terminada en 1754, para sustituir a la antigua ermita de San Nicolás que fue destruida por las aguas y lodos que provenían del barrio alto sanluqueño. Aquí se trasladó la imagen del santo que se veneraba en la ermita y que actualmente se encuentra frente a la capilla del sagrario, así como también se trasladó el retablo mayor.
En su fachada resalta la hornacina en la que se encuentra la imagen del titular, San Nicolás, la espadaña barroca con tres huecos en los que están alojadas las campanas, los azulejos del Santísimo Cristo de la Expiración y de María Santísima de la Esperanza Coronada, así como el de la Virgen del Rocío y las rejas que el padre Cuevas solicitó al ayuntamiento, provenientes del jardín del Pino.
En su interior nos encontramos con una iglesia de una sola nave, con retablos en los muros laterales. La iglesia está cubierta con una gran bóveda de cañón, en la que resaltan los arcos fajones y lunetos. El presbiterio está cubierto por una bóveda que tiene como centro la pintura de la Santísima Trinidad. Junto a ella es exuberante la decoración, rica en elementos diversos, memorias de los milagros del santo titular, ángeles y otros elementos de gran belleza.
En el altar mayor se colocó inicialmente el retablo que se trasladó de la antigua ermita, pero que pronto fue sustituido. El actual está constituido por una gran calle central y dos laterales, de más pequeñas dimensiones. En el ascenso, por la calle central, tras el sagrario, embellece el retablo la espléndida imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, de la escuela sevillana. Sobre él está situado un manifestador de grandes proporciones y donde reluce un sol, que se utilizaba para exponer al Santísimo Sacramento. En la parte posterior y enmarcado en un gran óvalo, aparece la figura de San Nicolás de Bari representado en uno de sus más populares milagros, en el que salvó a unos niños. En las calles laterales aparecen imágenes de los santos Pedro y Pablo, de un riquísimo policromado y estofado. En su conjunto, todo el retablo posee una gran riqueza decorativa en sus frontones partidos, en sus columnas salomónicas y en los fustes de las mismas decorados con racimos de uvas, angelitos y elementos de rocalla.
En el altar mayor se colocó inicialmente el retablo que se trasladó de la antigua ermita, pero que pronto fue sustituido. El actual está constituido por una gran calle central y dos laterales, de más pequeñas dimensiones. En el ascenso, por la calle central, tras el sagrario, embellece el retablo la espléndida imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, de la escuela sevillana. Sobre él está situado un manifestador de grandes proporciones y donde reluce un sol, que se utilizaba para exponer al Santísimo Sacramento. En la parte posterior y enmarcado en un gran óvalo, aparece la figura de San Nicolás de Bari representado en uno de sus más populares milagros, en el que salvó a unos niños. En las calles laterales aparecen imágenes de los santos Pedro y Pablo, de un riquísimo policromado y estofado. En su conjunto, todo el retablo posee una gran riqueza decorativa en sus frontones partidos, en sus columnas salomónicas y en los fustes de las mismas decorados con racimos de uvas, angelitos y elementos de rocalla.
En el altar mayor se colocó inicialmente el retablo que se trasladó de la antigua ermita, pero que pronto fue sustituido. El actual está constituido por una gran calle central y dos laterales, de más pequeñas dimensiones. En el ascenso, por la calle central, tras el sagrario, embellece el retablo la espléndida imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, de la escuela sevillana. Sobre él está situado un manifestador de grandes proporciones y donde reluce un sol, que se utilizaba para exponer al Santísimo Sacramento. En la parte posterior y enmarcado en un gran óvalo, aparece la figura de San Nicolás de Bari representado en uno de sus más populares milagros, en el que salvó a unos niños. En las calles laterales aparecen imágenes de los santos Pedro y Pablo, de un riquísimo policromado y estofado. En su conjunto, todo el retablo posee una gran riqueza decorativa en sus frontones partidos, en sus columnas salomónicas y en los fustes de las mismas decorados con racimos de uvas, angelitos y elementos de rocalla.
En uno de los retablos de la derecha destaca un cuadro, en el que se representa el martirio o despellejamiento de San Bartolomé, que ha sido atribuido al pintor José de Ribera, “El Españoleto”, (1591-1652).
Otro bello retablo es el que acogió a la Virgen de las Aguas, de gran devoción años atrás. Al parecer, la pequeña imagen de la Virgen de esta advocación, provino de la antigua ermita y hoy se encuentra muy deteriorada en la sacristía del templo. En la parte superior del retablo se puede ver el anagrama de María y, detrás del mismo, una especie de oleaje que parece aludir a la advocación de “Las Aguas”. Este retablo es completamente barroco e incluso rococó, con una extensa decoración sobre dorado y pinturas de tonos verdosos, cabezas de ángeles, rocallas, colgaduras, etc.
El templo dio cobijo durante el siglo XVIII, entre otras, a la cofradía de los Esclavos del Santísimo Sacramento, cuyo objetivo fundamental era la adoración del Santísimo, la solemnización de las procesiones del Jueves y Viernes Santo y el acompañamiento al Santísimo Sacramento en la procesión pascual que se organizaba en la semana de Pascua de Resurrección, para llevar la Eucaristía a los enfermos del barrio. De ésta época permanecen en la parroquia una impresionante custodia, copones y otros elementos. También de la misma época se conserva un crucificado de marfil, con la cruz decorada con incrustaciones de nácar, elementos que recuerdan el trabajo artesanal de los aztecas, presentando en ella elementos tan característicos como el sol y la luna. Se trata de una ejemplificación de los constantes contactos que Sanlúcar de Barrameda y sus gentes tuvieron con el mundo de ultramar, así como de los intercambios que, a lo largo de varios siglos se sucedieron tanto en pinturas como en imágenes como ésta.
Fuente: Climent Buzón, Narciso, (2006).